lunes, febrero 19, 2007

recordando el veranito...


La visita a esta playa de Almería fué curiosa. Durante los 30 minutos de camino yo viví una especia de unión hippy con la naturaleza, que consistió en miradas místicas hacia ella y un intento de emulación de la descripción de paisajes del Werther, Elena se dedicó a andar con cara de chancla y a decir una sola frase:


-Pues a mí este paisaje me parece igual que el de Altorreal.


Es lo que tiene ser del círculo polar ártico, que la sensibilidad no es algo que se tenga muy desarollado. Pero bueno, nuestras opiniones sobre el paisaje no son un motivo lo suficientemente serio como para comenzar una disputa.


Cuando llegamos a la playa, para nuestra sorpresa, ésta consistía en un paisaje totalmente desértico y una montaña de piedras que no pegaban ni con cola. Elena dice que esas piedras no son de esa playa, sino que "alguien" las ha puesto ahí. Yo digo que eso es imposible y absurdo, que esas piedras están ahí por cuestiones de naturaleza por muy raro que parezca. Y esta diferencia de opiniones, creedme, sí fué motivo de disputa.