viernes, abril 04, 2008

Puede parecer que no tengo en realidad nada que escribir y será verdad

Me gustaría coger algo y abrirme el cerebro para ver lo que no veo y así poder escribir algo decente como me parece que lo son estos versos de Leopoldo María Panero:

No es tu sexo lo que en tu sexo busco
sino ensuciar tu alma:
desflorar
con todo lo el barro de la vida
lo que aún no ha vivido.

Mientras no encuentre con qué hacerme ese canal en la cabeza voy a intentar contar la historia del mendigo al que le vendí 250 gr de polen*.
Tenía pocos dientes y pequeños, las uñas negras y una costumbre que sólo comparten los viejos y los indigentes: llevar la misma ropa en verano y en invierno. Enlanar la cabeza tanto en enero como en agosto, pero eso sí, nunca llevar calcetines.
Tengo pocos recuerdos de él. Tenía un perro cojo, cirrosis, y las uñas llenas de mierda, pero eso ya lo he dicho.
No me dijo nada interesante, y no va a ser esta una historia sentimental ni moralista. Porque no hay por qué hacerlo, no siendo las cosas a veces ni tiernas, ni bonitas, ni especiales, no hay por qué disfrazarlas solo por el hecho de que traten de mendigos, de niñitos africanos o de putas. La demagogia desgasta más que sensibiliza. Pero ese no es el caso, que me pierdo...

La cosa es que las tres o cuatro veces que lo vi en la plaza, fumaba de mis porros. Y una de ellas me preguntó si yo podía conseguirla polen. Cogí mi piedra, y corté un trozo para él, entonces me dijo "en realidad quiero mucho más, 250 gr"

A los dos días nos vimos en un parque y se metió la mano como para rascarse los huevos pero sacó 300 euros de dentro de sus pantalones. Me los dió y yo le dí la placa de polen, que la guardó en el mismo lugar donde antes llevaba su dinero. Entonces me explicó que él tenía una pensión de 1000 euros pero que prefería vivir en la calle.

La verdad, no lo vi más, así que esa es la historia, que aunque no lo parezca es totalmente verídica y compatible con la tesis de que yo sea una persona normal.



*Polen: hachís, chocolate, costo o como quiera que se llame por vuestra tierra y generación.